Jado es fruto de la vocación social. Esta forma parte de nuestra esencia desde que nuestro benefactor, Laureano Jado, destinó parte de sus bienes a la construcción y el mantenimiento de la escuela con el deseo de que los niños de Erandio pudieran estudiar. Tal legado social, que permanece vivo desde hace un siglo a través de la Fundación Escuelas Jado, también nos inspira en nuestra actividad para apoyar a los más necesitados.
Nos centramos en cultivar valores como la sencillez, la cercanía, la presencia y la familia para que nuestro alumnado crezca y se eduque con amor. Así, tratamos de mantener viva esta idea con acciones para promover una educación de servicio en la que todas y todos nos sintamos parte de una gran familia.
Impulsamos cada año distintas campañas solidarias en colaboración con diferentes ONGDs como la Asociación de Ayuda al Sahara de Erandio «NISHMA» y el Banco de Alimentos, entre otras entidades. Porque ser solidario nos ayuda a construir un mundo más justo y a vivir con humanidad.
Otro de nuestros retos es acompañar al alumnado en su propia búsqueda para conocer el mundo, reflexionar sobre el sentido de la vida y definir qué papel le gustaría jugar. Nuestra labor radica en estar a su lado en esta etapa tan importante para su crecimiento personal. En el acompañamiento, tratamos de realizar un seguimiento personalizado de cada alumno/a para atender cuantas inquietudes pueda tener y hacerle sentir que no se encuentra solo/a.
Al principio del curso, planificamos distintas actividades para trabajar la convivencia con el fin de ofrecer al alumnado espacios donde expresar sus inquietudes, dudas, temores… Se trata de acompañar, de estar presente, para favorecer su crecimiento.